En Quebec no hace frío, sólo hay gente mal vestida”, aseguran orgullosos los habitantes de la provincia francófona canadiense. Y con mayor razón en este febrero de 2013, cuando el termómetro oscila –apenas– entre los menos cinco y los cero grados Celsius; un clima que, hace algunos años, no empezaba a sentirse hasta la primavera.
A pesar del largo y duro invierno, la vida continúa alegremente en las dos ciudades más importantes de la región: la cosmopolita Montreal y la encantadora Quebec. Deportes en la nieve, festivales culturales y gastronómicos, hoteles de hielo, y hasta un carnaval, son parte de los atractivos de temporada que los llamados latinos del Norte ofrecen a sus visitantes.
Un poco de historia
Quebec es la hermana mayor, pues aunque menos poblada y extensa, es una de las ciudades más antiguas de América del Norte. El navegante francés Samuel de Champlain la fundó allí en 1608 por su posición estratégica –donde se estrecha el Río San Lorenzo– para el comercio de pieles con los nativos. Sus imponentes castillos y la arquitectura de aire europeo, sobre todo en la ciudad baja y al interior de las murallas que rodean la vieja Quebec, hacen sentir al paseante como en un cuento.
Siguiendo el cauce del río, unos 200 kilómetros hacia el suroeste, se localiza la isla de Montreal, donde 34 años después se fundó la ciudad del mismo nombre. Las casi dos millones de personas que la habitan en la actualidad, hacen de ella una urbe atractiva, dinámica, completamente bilingüe y multicultural.
En toda la provincia, pero sobre todo en Montreal y Quebec, son palpables las herencias de los distintos pueblos que han estado presentes en el territorio desde su fundación.
De los franceses –los primeros conquistadores– se conserva el gusto por la alta gastronomía y el buen vino. Desde la elaboración del pan a la française, hasta la enorme oferta de pequeños restaurantes y bistrós, demuestran que los quebequenses disfrutan como pocos de los placeres culinarios. Y siempre con una copa de blanco o tinto, lo que explica por qué el consumo de vino en la provincia es mayor que en el resto de Canadá.
También de herencia latina es lo que en francés se conoce como La Joie de Vivre o la alegría de vivir, que se refiere al carácter amigable y entusiasta de los canadienses del este, quienes se distinguen por ser personas cálidas, acostumbradas al contacto humano y a los saludos de doble beso.
De los ingleses –quienes obtuvieron la colonia en 1763, luego de vencer a Francia en la Guerra de los Siete Años– los quebequenses heredaron la puntualidad y la disciplina, que puede observarse en la manera de conducir en ciudades y carreteras, o en las ordenadas filas de quienes esperan el transporte público.
Finalmente, Quebec no niega su pertenencia a la América del Norte.
Atractivos
La mayoría de la gente habla inglés a la perfección y también son amantes de la cerveza y las papas fritas, que incluso son el ingrediente principal de uno de sus platillos más populares: la poutine. La combinación de las papas con queso fresco en trozos y una especie de gravy, hace que el plato sea consumido en los restaurantes de comida rápida, y –principalmente– por los jóvenes después de salir de fiesta.
Como dormir en congelador
Dormir en un hotel de hielo no es para todo el mundo, pero seguramente los más aventureros disfrutarán de esa experiencia única que ofrecen –desde 2001– el Hotel de Glâce en Quebec, y –por segundo año consecutivo– Le Village des Neiges en Montreal.
Más de un centenar de personas –entre directores artísticos, trabajadores y electricistas– comienzan su construcción a principios de diciembre, de manera que los huéspedes pueden pasar ahí la noche desde los primeros días de enero y hasta finales de marzo.
Sus gruesos muros de nieve compactada se levantan en forma de grandes iglúes, en cuyo interior se encuentran las habitaciones: 44 en Quebec y 25 en Montreal. Como en congelador, la temperatura allí dentro se conserva a cinco grados bajo cero, lo cual –sin duda– representaba una ventaja de este tipo de construcciones para los esquimales que debían protegerse de fríos bastante peores.
La buena noticia es que, para pasar cómodamente la noche, el hotel proporciona a sus huéspedes bolsas de dormir, diseñadas para mantener la temperatura corporal en climas de hasta menos 30 grados Celsius. Éstos se colocan sobre un colchón forrado con alguna piel de animal, que a su vez está rodeado por grandes bloques de hielo que fungen como base de la cama.
Aquel que tarde en acostumbrarse al frío y no pueda dormir al instante, puede entretenerse un rato admirando las figuras esculpidas en las paredes de nieve, que son diferentes en cada habitación y cada año se realizan de acuerdo a un tema distinto. Este año en Montreal, la decoración se basó en los emblemas de la ciudad de Nueva York –como los taxis, los súper héroes o Broadway– mientras que en Quebec la inspiración surgió del escritor Julio Verne.
La dinámica en un hotel de hielo, sin embargo, no es tan sencilla como en uno regular. Los huéspedes no pueden ocupar sus habitaciones antes de las 10 de la noche, ya que hasta esa hora, el lugar funciona como atractivo turístico para los no tan valientes: aquellos que prefieren solamente contemplar la variedad de formas que pueden lograrse con el hielo y la nieve.
Quienes duerman en las habitaciones-iglú, deben pasar –además– por una charla explicativa para aprender algunos detalles que los ayudarán a estar más cómodos. Por ejemplo: hay que meterse al saco de dormir lo más ligero de ropa posible, ya que quedarse con pantalones de nieve y abrigos provocará sudor tarde o temprano, mismo que corre el riesgo de convertirse en hielo y resultar contraproducente para el cuerpo.
Huéspedes y visitantes son bienvenidos en el restaurante de hielo, donde incluso las mesas y sillas están construidas con agua en su estado sólido. Sobre ellas, sin embargo, hay materiales como pieles y tablas de madera, que permiten que éstas sean utilizadas como cualquier otro mueble.
Y para que vayan entrando en calor, a quienes decidan pasar la noche –con un precio que ronda los 200 dólares canadienses por persona, en habitación doble– se les otorga una bebida gratis en el bar de hielo; donde, claro, también los vasos son de hielo.
Pasear en trineo de perros
Además de esquiar, practicar el snowboard o la caminata con raquetas, en la nieve se puede realizar otra emocionante actividad: viajar en un trineo guiado por una jauría de seis amigables perros nórdicos.
Quebec es uno de los mejores lugares para emprender esta aventura, pues en la provincia abundan los grandes espacios: en su territorio, casi tan extenso como el de todo México, sólo habitan 34 millones de personas.
En varias regiones existen empresas que ofrecen desde paseos de algunas horas, hasta excursiones de varios días con alojamiento en tipis o chalets rústicos.
A tan sólo 42 kilómetros de la ciudad de Quebec, se localiza Les Secrets Nordiques, una empresa familiar que desde 2004 se dedica a ofrecer estos paseos a partir de la estación de esquí más grande de la provincia: el Monte Sainte-Anne.
Antes del viaje y para los novatos, los miembros del equipo explican algunas reglas básicas para desplazarse seguros por la blancura del campo. La persona que conduzca el trineo de madera para dos, debe hablarle al líder de la manada directamente y por su nombre.
Siendo quebequenses, los perros atienden indicaciones en francés, aunque por suerte son bastante sencillas: allée para avanzar, doux para disminuir la velocidad y el sonido wooo para detenerse. Así por ejemplo, si el líder de la jauría se llama Rakú, y el conductor observa una pendiente empinada hacia abajo, debe decir con voz firme y en alto volumen: ¡Rakú: doux!
Cuando por fin llega la hora de acercarse hacia el lugar en el que varias manadas esperan a sus pasajeros, el ambiente se satura con los ladridos de emoción –como explica el guía– pues están ansiosos de comenzar el viaje. Son perros acostumbrados al trabajo: huskies de Siberia y malamutes de Alaska, utilizados primero por los amerindios, y más tarde por los conquistadores y comerciantes de pieles, para desplazarse grandes distancias por el bosque.
Además de la emoción por ser amigo de aventura de estos perros que parecen lobos, pasear en trineo permite contemplar espectaculares paisajes naturales. Evidentemente, hay que abrigarse muy bien para disfrutar al máximo la experiencia, pero normalmente estas empresas cuentan con todo lo necesario para prestar a los viajeros.
En Les Secrets Nordiques, un paseo en trineo de perros con duración de una hora, cuesta alrededor de 90 dólares por persona, y sin duda los vale, pues se trata de una experiencia tan emocionante, que difícilmente podrá borrarse de la memoria.
Carnaval bajo cero
Los quebequenses no son el tipo de personas que se deprimen con el frío. Por el contrario: están decididos a abrazar su blanco invierno –que se extiende por varios meses del año– y a contrarrestar las bajas temperaturas con mucho calor humano.
Como muestra, nada mejor que la existencia de un Carnaval de Invierno en la ciudad de Quebec, que se realizó por primera vez en 1894, pero que adquirió su carácter anual más de medio siglo después. Esta, la 59va. edición, se llevó a cabo del 1° al 17 de febrero de 2013.
Durante poco más de dos semanas, el sitio que en verano es una extensísima área verde para los quebequenses –el Parque Champs-de-Bataille–, recibe a más de 650 mil visitantes que pueden elegir entre una enorme oferta de actividades.
Familias enteras pasean por los caminos de nieve mientras deciden cuál será su siguiente parada. Algunos contemplan detenidamente las esculturas de hielo que participan en el concurso internacional; otros se deslizan en llantas de plástico por un enorme resbaladero de nieve; y muchos más se detienen a saborear los antojos de la temporada.
Entre los más populares se encuentran unas paletas de jarabe de maple, pues su confección implica la participación de quien quiera comerla. Sobre un bloque de hielo, el encargado vierte la miel formando una línea recta, y, una vez que tiene la adecuada consistencia, se enrolla en un palito de paleta y queda lista para saborearse.
Falta decir que este carnaval tiene un protagonista que, durante dos semanas, se convierte en el personaje más codiciado de la ciudad. Se llama Bonhomme Carnaval, y es un sonriente mono de nieve con traje de peluche blanco, gorrito rojo y un cinto multicolor amarrado a su barriga, mismo que portan la mayoría de los visitantes por ser uno de los símbolos de esta gran fiesta.
Entre otras actividades se cuentan el canotaje en hielo, la práctica del hockey y la visita al palacio congelado de Bonhomme. Pero sin duda, la más espectacular, es el luminoso desfile que se realiza por las calles de Quebec con más de 200 mil espectadores.
Este año, con una temperatura de 10 grados bajo cero, desfilaron al ritmo de todo tipo de música grupos de danza, bandas de marcha, artistas circenses, bailarines de los sesenta, mulatos bailando salsa, y otros muchos personajes excéntricos que cerraron con broche de oro la fiesta del invierno.
Pesca en hielo en Montreal
Hasta hace apenas un par de años, los montrealeses que deseaban disfrutar un día de invierno practicando la pesca en hielo, debían tomar el auto y desplazarse a algún sitio fuera de la ciudad. Ahora es posible llegar en transporte público e incluso caminar algunas cuadras hasta el Viejo Puerto de Montreal.
Como cualquier pescador, quien se decida a tomar una caña de pescar, tendrá que armarse con paciencia, y en este caso equiparse ademáss con suficiente abrigo. Hay que saber que no existe riesgo alguno de caer a las gélidas aguas, pues se trata de una capa de hielo con una altura de aproximadamente un metro.
En caso de que sea un día muy frío –30 grados bajo cero, por ejemplo– se puede rentar una casa prefabricada instalada junto a los muelles; además de tener calefacción, desde ahí dentro es posible perforar el hielo e instalar el mecanismo de pesca. Al final de la jornada, los peces capturados pueden llevarse a casa empacados al vacío.
La actividad se puede practicar hasta el 31 de marzo, ya que además de que el hielo comienza a desaparecer, la primavera es la temporada de reproducción de los peces, y por lo tanto la pesca se restringe durante ese periodo.
EugeniaCoppel.QuebecyMontreallosplaceresdelinvierno.<http://www.informador.com.mx/suplementos/2013/444801/6/montreal-y-quebec-los-placeres-del-invierno.htm>(24 de enero del 2015)